Mi mundo en una caja.
Recuerdo que era muy joven cuando trajeron la caja, apenas y podía ver sobre la mesa para saber que había dentro de ella.
Recuerdo que de su interior sacaron un brillante juguete que emitía sonidos fantásticos y prometía ser lo que todo niño quería, pero a mí sólo me interesaba la caja.
Recuerdo que era beige y de cartón una cinta dorada envolvía sus orillas, a mí se me antojaba como una nave espacial, con ella viaje hacia la luna y provee su sabor a queso. Roquefort.
Recuerdo que otra tarde dentro de ella descubrí un inmenso bosque oscuro en el cual el cielo era tocado por las copas de los arboles y se movía como la superficie de una laguna. Otra tarde vino de visita mi prima y en la caja halló un castillo de princesas con un establo lleno de unicornios voladores.
Recuerdo que la caja era mágica, que en ella te encontrabas con lo que soñabas, pero al ir creciendo la magia se iba perdiendo y la caja, sólo eran recuerdos.
¡Me encantó! Me quedo con la frase final, es muy cierta :)
ResponderEliminarA medida que vamos creciendo, dejamos de creer en la magia en que creíamos de pequeños. Por no hablar de que muchos dejan la imaginación de lado y se centran solo en la realidad xD
Un beso!